LOS QUE ESTAN AQUÍ Y ALLA
Kikapúes
Símbolo del Binacionalismo México Estados Unidos
Por Luis Carlos Pacheco
LOS QUE ESTAN AQUÍ Y ALLA
Kikapúes
Por Luis Carlos Pacheco
Los Kikapú (en inglés Kikapoo) son los miembros de una etnia indígena americana originaria de la región sur de los Grandes Lagos, en el actual Estado de Indiana. El nombre Kikapoo puede traducirse del lenguaje kikapú como “Los que están aquí y allá” por lo que también puede traducirse como “peregrinos” debido a sus costumbres migratorias.
A finales del siglo dieciocho entran en contacto con los colonos europeos, de quienes empezaron a sufrir las presiones para que abandonaran sus tierras. Eso inició una serie de migraciones hacia el sur, que culminó en 1830, con las tribus asentándose en los estados de Kansas, Oklahoma, y Texas.
Debido a su fama legendaria de feroces guerreros, a mediados del siglo diecinueve, son contactados por el gobierno mexicano, que les ofrece tierras en el Estado de Coahuila, específicamente en “el Nacimiento” municipio de Múzquiz, a condición de que ayudaran a combatir a los apaches y comanches que asolaban la región.
Es el único pueblo indígena que goza de una “doble nacionalidad” desde hace siglos debido a un permiso especial del gobierno mexicano y el estadounidense para transitar libremente las fronteras.
Siempre tuvieron “papeles” pero luego tuvieron que registrar partidas de nacimiento que les permite transitar libremente. Ante este ofrecimiento, un grupo Kikapú de las reservas de Texas y Oklahoma, vienen a asentarse en México.
Esta es una de las pocas etnias que mantienen incólumnes sus ritos ancestrales.
A causa de ser considerados tanto habitantes de las reservaciones de Texas y Oklahoma, como del municipio de Melchor Múzquiz en Coahuila, los Kikapú se consideraron desde el principio con “doble nacionalidad” lo que les otorgó el privilegio de cruzar la frontera México con Estados Unidos sin ningún problema, situación que aprovechaban para trabajar un tiempo en el país del Norte y descansar el resto del tiempo en Coahuila. Esto ayudó a que mantuvieran los Kikapú lazos estrechos y buena comunicación con las demás reservas.
Aunque por un tiempo, después de entrar en contacto con los colonos europeos, los Kikapú empezaron a integrar la mitología cristiana en sus creencias religiosas. Tras asentarse en Oklahoma, se inició un movimiento de “volver a las raíces” desechando el pensamiento cristiano y concentrándose en sus rituales simbólicos, entre los que sobresale la caza ritual del venado. La religión Kikapú influye en todos los aspectos de la vida. Kitzihiata es el espíritu creador que domina todo lo existente, material o no, y las fuerzas que los interconectan.
Para los Kikapúes, todo lo orgánico e inorgánico tiene vida propia, y está interrelacionado con la Tierra y el cosmos. Cuando una persona muere, su cuerpo no se extingue, se integra a la tierra y renace. Sólo pasa a otra dimensión. Cuando lo entierran, atrás de su casa, siembran encima de la tumba un árbol, ser con espíritu, que compartirá su nueva vida con sus seres queridos.
El gobierno de los kikapúes encabezado por un "capitán" con poder no solo civil sino principalmente religioso es elegido por su sabiduría y su identidad y respetabilidad se considera intachable. Dirige las ceremonias, arregla los problemas, enseña, y es su representante ante otras autoridades.
De importancia fundamental para la tribu, la cacería se llevaba a cabo en dos niveles: el ceremonial, vinculado a lo religioso, y el cotidiano de carácter secular. Pero ambos formaban una unidad. Recordemos que la vida Kikapú está permeada por lo espiritual; es decir, la cacería, una actividad necesaria para su subsistencia material es, en última instancia, un don del Gran Espíritu, quien dirige toda la vida.
Esto los hace sin duda conformar una tribu muy especial desde el punto de vista social (porque tienen su propio sistema de gobierno; económico (por el auge como propietarios de casinos especialmente en Texas) y cultural (por su respeto a las tradiciones ancestrales).
EMPEZANDO POR JUÁREZ
En 1859, por falta de agua y tierra productiva, se les permitió trasladarse a El Nacimiento, donde Benito Juárez les concedió, en forma definitiva, 3510 hectáreas de tierra comunal, expropiada al terrateniente Carlos Sánchez Navarro (Dardón, 1980: 2). En los años cuarenta, Lázaro Cárdenas otorgó a la tribu otras 3512 hectáreas de tierra ejidal para el ganado, por lo cual el terreno llegó a tener 7022 hectáreas en total (véanse Gesick, 1994a: 171; Rodríguez, 1995: 119; Embriz y Saldaña, 1993: 12). En los siguientes años, los que se quedaron en El Nacimiento cuidaron que apaches y comanches no atravesaran la frontera.
Sin duda los kikapúes forman parte de ese mosaico mexicano que se conforma con otros grupos indígenas.
* Luis Carlos Pacheco es Historiador, Bibliotecario y Coordinador. General de Bibliotecas Coahuuila.