La posibilidad de que el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) se desvanezca, siendo reemplazado por acuerdos bilaterales separados entre EE. UU. y cada uno de sus vecinos, genera gran preocupación. Para muchos mexicanos en Estados Unidos, cuyo bienestar a menudo está ligado a la salud económica de su país de origen, entender las desventajas económicas de este escenario es crucial. La transición a pactos bilaterales, impulsada por visiones proteccionistas, impactaría negativamente a México de manera profunda y estructural.
El Costo de la Incertidumbre: Adiós a la Ventaja Arancelaria
La principal desventaja para México es la pérdida automática del acceso preferencial al vasto mercado estadounidense. El T-MEC garantiza que más del 80% de las exportaciones mexicanas entren a EE. UU. libres de aranceles. Si el acuerdo se anula, se aplicarían las tarifas de la Nación Más Favorecida (NMF) de la Organización Mundial del Comercio (OMC), que podrían ir del 3% al 30% en sectores clave como el automotriz, electrónico y agroindustrial.
Pérdida de Competitividad: Sus productos se encarecerían súbitamente, volviéndose menos atractivos frente a bienes producidos en EE. UU. o en otros países que mantengan mejores acuerdos.
Encadenamiento de Costos: Las cadenas de suministro integradas se romperían. Los insumos intermedios importados por México para ensamblar y reexportar a EE. UU. también enfrentarían aranceles, aumentando los costos de toda la producción.
Freno al Nearshoring y Fuga de Capital
El T-MEC no es solo comercio; es una garantía de certidumbre jurídica que atrae inversión. La ola de nearshoring (empresas relocalizándose más cerca del consumidor final en Norteamérica) se basa en la promesa del T-MEC.
Sin la garantía de acceso libre al mercado estadounidense, las grandes empresas globales que consideran a México como base de producción (como las de Asia) detendrían sus planes. las empresas ya establecidas, cuya inversión se justificó por el acuerdo, podrían optar por reubicar sus plantas a EE. UU. para evitar nuevos impuestos aduaneros, provocando una fuga de capital y tecnología, y el cierre de miles de empleos manufactureros.
La Debilidad de la Negociación Bilateral
El escenario bilateral coloca a México en una posición de vulnerabilidad extrema. Al negociar solo con Estados Unidos (sin el contrapeso de Canadá), México estaría sujeto a las demandas de una potencia con mucho mayor poder económico.
EE. UU. podría imponer unilateralmente condiciones más duras, exigir mayor contenido local de sus propios insumos y vincular el comercio con temas no económicos, como la seguridad fronteriza y la migración.
La consecuencia final de este desmantelamiento sería una probable devaluación del peso, una alta inflación y, sobre todo, una pérdida masiva de empleos de calidad en los sectores exportadores. Esto, a su vez, podría incrementar la presión migratoria hacia el norte. El T-MEC es, para México, la estructura que sostiene su economía; eliminarlo significaría construir un futuro incierto sobre escombros.