El Mundial de Fútbol de 2026, que tendrá lugar en Estados Unidos, México y Canadá, se perfila como un evento de magnitud histórica. Sin embargo, el regreso de Donald Trump a la arena política y el endurecimiento de sus políticas migratorias han proyectado una sombra de incertidumbre, amenazando el éxito y la percepción internacional del torneo. Congresistas y organizaciones civiles han advertido que el "posicionamiento agresivo" del gobierno en inmigración y seguridad representa una "seria amenaza" para la hospitalidad y la seguridad de los millones de aficionados y participantes internacionales esperados. El temor principal radica en cómo las medidas restrictivas afectarán la emisión de visas, la libre circulación y la seguridad de los visitantes.
Impacto en la Comunidad Mexicana y Amenazas de Redadas del ICE
La comunidad mexicana, que constituye la mayor población de origen hispano en Estados Unidos y una de las aficiones más numerosas en los Mundiales, enfrenta una doble incertidumbre. Por un lado, está el temor de los aficionados y residentes mexicanos, incluso aquellos con documentos, de viajar a las ciudades sede debido a la intensificación de las redadas migratorias del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), especialmente en lugares como Los Ángeles.
Las amenazas de redadas masivas por parte del ICE en ciudades con una gran población de inmigrantes indocumentados, muchas de las cuales son sedes del Mundial, generan un "efecto paralizante". Esto podría disuadir a los aficionados mexicanos con estatus migratorio irregular, o incluso a sus familiares documentados, de asistir a los partidos por miedo a la detención y deportación. Este clima de miedo no solo afecta a los posibles asistentes, sino que también daña la imagen de hospitalidad del país anfitrión y podría repercutir negativamente en la venta de entradas, como se ha señalado en relación con otros eventos deportivos recientes. Gobiernos estatales mexicanos han incluso ofrecido apoyo legal para sus ciudadanos indocumentados ante la radicalización de los operativos.
El Veto y la Incertidumbre de Visas para Irán y Otros Países
Otro punto de gran tensión es la política de prohibición de entrada a ciudadanos de ciertos países, una medida que Trump ha reinstaurado. Esta orden ejecutiva prohíbe la entrada a ciudadanos de 12 países, e impone límites parciales a otros 7, incluidos Cuba y Venezuela.
Irán, una potencia futbolística en la región asiática ya aseguró un lugar al Mundial, es uno de los países directamente afectados por el veto. Aunque la nueva política contempla excepciones explícitas para atletas, entrenadores y personal de apoyo que viajen para la Copa del Mundo, la preocupación por la emisión de visas es real y palpable. Funcionarios iraníes han expresado su inquietud ante la posibilidad de que Estados Unidos niegue las visas a sus jugadores, temiendo que el país anfitrión utilice su condición "para fines políticos contra los atletas". Aunque la normativa prevé excepciones, la incertidumbre sobre la burocracia, la lentitud en la tramitación y la aplicación estricta en los puertos de entrada podría desanimar a miles de aficionados de Irán y otros países afectados, disminuyendo la diversidad y el ambiente global del evento.
En resumen, la política migratoria de Donald Trump, con su énfasis en la seguridad fronteriza, las redadas del ICE y las restricciones de viaje, amenaza con minar la promesa de un Mundial inclusivo y accesible para todos los aficionados.