La Migración no es un Delito
Aunque se Castigue como tal
La Migración no es un Delito
Aunque se Castigue como tal
Por Lic. Heriberto M. Galindo Quiñones *
Por otro lado, el tema de la seguridad fronteriza también es importante, y en ello las autoridades mexicanas pueden realizar un trabajo notable que en conjunto con las autoridades estadounidenses contribuya a disminuir los flujos de contrabando y de tráfico ilegal de personas (que con frecuencia se convierte en trata en un universo de corrupción compartida), que históricamente han complicado la relación bilateral.
Estos son aspectos que también influyen de manera muy importante en la perspectiva de quienes se oponen a la reforma migratoria de Biden. Desde México se puede hacer mucho para ayudar a fortalecer la seguridad fronteriza y tener incidencia en favor de las posibilidades de la reforma integral que tantos beneficios generaría para millones de connacionales que viven en los Estados Unidos. No se debe ignorar ni soslayar la situación tan dramática y tan lamentable, a veces de horror, que presentan actualmente los flujos migratorios de centroamericanos y caribeños hacia los Estados Unidos de América, transitando por el territorio mexicano, con la cobertura ilusoria de las caravanas, instrumento que las y los mexicanos migrantes no suelen usar en la frontera norte.
Este es un tema muy delicado y peligroso que se enmarca y destaca en el fenómeno migratorio mundial. México, con grandes dificultades, soportando enormes críticas nacionales y extranjeras, y sin una definición suficientemente clara desde el punto de vista humanitario, legal y migratorio, ha tenido que ceder a las presiones del gobierno estadounidense, tanto del que presidió Donald Trump como del que preside Joe Biden, para fungir como muro de contención del flujo migratorio proveniente de países vecinos y hermanos.
La situación imperante está muy lejos de estar resolviendo la problemática existente tan grave; y a las imprudenciales acciones autoritarias de oficiales de la Guardia Nacional Mexicana y del Instituto Nacional de Migración la violencia de los migrantes hacia ellos, también se ha hecho manifiesta, lo cual es reprobable para ambos frentes. Como dice Mauricio Farah, quien fuera visitador de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, encargado de la atención a migrantes: La migración indocumentada no es delito, y sin embargo se le persigue y se le castiga como tal: quizá ningún verdadero delito sea hoy tan castigado como la falta que comete aquel que deja su país con la convicción de que nada podrá lograr en su lugar de origen, en donde se enseñorea la pobreza sin horizonte, en donde las oportunidades y expectativas se han cancelado. Se llega así a la decisión de ser migrante indocumentado, clandestino, viajero vulnerable. Sin opciones, no hay más remedio que ser migrante cuando se llega a la conclusión y a la desesperación de saber, que la vida, y quizá también la muerte, están en otra parte.
Por lo anterior, es urgente e indispensable que se pongan en marcha programas de inversión y de apoyo económico tanto en México como en los países al sur de la frontera mexicana que actualicen y mejoren los que se llevaron a cabo hace muchos años con el Plan Marshall y con la Alianza para el Progreso. Igualmente, ambos gobiernos deberían de definir una política pública que fortalezca la economía de los migrantes documentados residentes en los Estados Unidos, para que mediante créditos baratos se fomente la creación de empresas que permitan mejorar sus ingresos, su nivel de vida y el incremento de las remesas a sus países de origen.
Programas de este tipo reactivarían al mismo tiempo la economía estadounidense en regiones de gran afluencia de la población latinoamericana. En el tema de las remesas, una decisión que sería muy útil y plausible para el gobierno mexicano sería la creación de agencias especializadas para el envío y la recepción de dinero de EUA a México, pues de esta manera podrían reducirse las comisiones que actualmente se cobran por cada envío, y se garantizaría que el pago en las poblaciones mexicanas por cada dólar que se reciba corresponda a una paridad justa y no abusiva como hasta la fecha ocurre. El Banco del Bienestar podría abrir esas agencias en los Estados Unidos, y en México operar el servicio en sus sucursales bancarias.
Lic. Heriberto Galindo Quiñones: ha sido Cónsul General de México en Chicago, Embajador en Cuba, además de diputado federal y senador en recientes legislaturas, así como coordinador del grupo parlamentario del Partido Revolucionario Institucional