Por B. Eduardo Rivera Villalobos *
Nuevamente Donald Trump gana las elecciones generando reacciones inmediatas de analistas y periodistas sobre diversos temas. Uno de los más alarmantes es la migración, pues el ascenso de Trump al gobierno supone medidas genocidas y radicales contra los extranjeros ilegales.
Para nadie es un secreto que Trump es xenófobo, que en su mandato anterior propuso la construcción de un muro divisorio entre Estados Unidos y México, o que sus discursos de campaña se centraron en proponer medidas radicales contra los migrantes, pese a que estos realizan trabajos que la mayoría de la población estadounidense rechaza, pero ¿Es que acaso sólo existe un odio infundado o, más bien, Trump y los principios de xenofobia de una buena parte de los estadounidenses están fundados en el modelo económico?
Cada vez las contradicciones del capitalismo se expresan más: Hay menos puestos de trabajo porque se han implementado máquinas e inteligencias artificiales (IA) que sustituyen a los trabajadores, la población está más desesperada que nunca porque se está quedando sin formas de existencia, es decir: El desempleo les ha condenado a muerte, pero en la búsqueda de sobrevivir han decidido migrar a aquellos países cuya publicidad desde la guerra fría ha sido la de naciones prosperas y ricas, con oportunidades para todos cuantos se adapten y comulguen con la ideología occidental, siendo Estados Unidos el mayor representante, sin embargo, esto está llegando a su fin por las contradicciones del capitalismo que anunciaba Marx desde el siglo XIX.
Trump, es sólo un ser humano más que se ha involucrado en la política, incapaz de transformar la realidad por voluntad individual, sin embargo, no es una postura individual lo que lo ha llevado a ser nuevamente presidente de su país, sino la representación colectiva mayoritaria de los estadounidenses; además, no debe olvidarse que en buena medida la población estadounidense ha transitado un proceso histórico donde la doctrina de la propiedad privada y el odio al extranjero han sido ampliamente difundidos desde la llegada de los ingleses a lo que hoy se conoce como Estados Unidos. La sociedad de dicha nación está preocupada por su futuro porque ven al migrante como el antagonista de la historia, como el ladrón del trabajo y las riquezas de su nación, pero no se dan cuenta que es el propio capitalismo quien poco a poco despoja a los estratos bajos y medios de sus medios de existencia, que la culpa está en los procesos tecnológicos y digitales orientados a hacer más eficientes la producción de mercancías.
Frente a los escenarios de inseguridad que vive la sociedad estadounidense se han fortalecido y popularizado los discursos de xenofobia y Trump ha aprovechado esta situación para reelegirse, en buena medida ha ganado porque promete vigilancia, violencia y agresión contra los migrantes ilegales. Pide a los países, principalmente a México, tomar medidas reales para evitar que crucen la frontera los migrantes ilegales, pero si se empezaran a desarrollar medidas de crecimiento económico en potencia basadas en puestos de trabajo nuevos, esto supondría otra amenaza para el posicionamiento político y económico de Estados Unidos, es decir: Tendrían superpotencias no sólo en México, sino en Venezuela, Colombia, Argentina, entre otros países, cosa que no permitirían ni de chiste, pues la realidad ha demostrado que los gobiernos estadounidenses intervienen con invasiones militares disfrazadas de ayuda humanitaria, con bloqueos económicos como es el caso de Cuba o con apoyo a golpes de Estado para derrocar a los gobernantes o, su forma preferida: con declaraciones de guerra bajo la justificación de existencia de grupos terroristas.
Frente a estos escenarios se necesita un diálogo político entre naciones para generar programas reales de fortalecimiento económico que permitan la inserción de desempleados en ámbitos laborales, pero sobre todo, se necesita implementar acciones que detengan las contradicciones del modelo económico, que no sólo es el reemplazo del trabajo humano por tecnologías o IA. Un Estado de vigilancia global (en términos de W. Robinson) NO es solución para evitar la migración o los problemas sociales que cada día se multiplican más; generar una propuesta inmediata no es posible sin un arduo y extenso trabajo científico, lo cual, en la extensión de este documento resulta ilógico, pero sin duda se da conciencia y perspectiva sobre el problema real.
*B. Eduardo Rivera Villalobos: Profesor Universitario maestrante en Gestión y Políticas Metropolitanas en la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM). Investigador social de laceraciones sociales e idealidad económica, además de la construcción de paralelismos políticos e ideológicos y de dispositivos digitales como sujeción cultural en los jóvenes del siglo XXI.
